22/5/08 Aitor
Hola, Cristina. Bienvenida.
Pero, mujer, a estas alturas contraponer la socialdemocracia al estado de derecho y al mercado es una de fantasmas que no cuela… y que enseñarle a los ciudadanos el funcionamiento de ese estado de derecho y su participación en él sea «anti-liberal» es otra de romanos. Anti-liberal es boicotear la EpC como posicionamiento moral porque se ponga en pie de igualdad las opciones sexuales de todo el mundo.
Pero la clave la das tú misma: «Para el liberal el punto crucial es la persona y <em>la capacidad que ésta tiene de poder hacer uso de su libertad</em>».
No vale enunciar esto a bombo y platillo y luego escabullirse dando palos al coco de la izquierda, acabando, como siempre, con la condena de los impuestos como moderna forma de esclavitud.
O de verdad la capacidad de ejercer la libertad (y los derechos), es el punto crucial, o no. Y si de verdad la capacidad (y no el enunciado) es el punto crucial, entonces la liberal tiene que estar preocupada, por encima de todo, por crear las condiciones para que está capacidad sea una realidad lo más amplia posible, y para todos.
Y eso no se logra sólo a base de reducciones de impuestos, ni mucho menos a base de reducir el discurso de la libertad a la reducción de impuestos o a la santísima trinidad de la vida, la libertad y la propiedad privada. Se logra a base de políticas públicas y leyes que tangiblemente expandan las libertades personales y creen las circunstancias para que la persona elija libremente qué tipo de persona quiere ser, y qué tipo de vida quiere llevar.
El «Estado de derecho» o la «Economía de mercado», el marco jurídico y de relaciones económicas, como conceptos, por sí mismos, sin contenido, no son sinónimos, ni garantías de libertad. No confundamos herramientas con fines. Todos esos conceptos son instrumentos que hay que dotar de contenido para que la libertad sea real y no meramente formal, y ese es el papel de la política. Y a la hora de hacer política, hay quien dota de contenido a la capacidad de ser libre, y hay quien se llena la boca con ella, y disculpadme por la dureza de esta afirmación, que sé que es injusta, pero ilustra a grandes trazos lo que quiero decir.
Los llamados liberales que se toman en serio la importancia de la capacidad del individuo de ejercer su libertad en los aspectos que definen su vida están en el entorno del PSOE, y lo han estado desde hace décadas. No todos. No todos al 100% convencidos, claro. También es cierto que los llamados liberales que reducen el liberalismo a un mantra de actividad económica privada y estado opresor por definición están, naturalmente, más cómodos en otros ambientes.
Afortunadamente, hay una zona de principios y valores compartidos que es lo que hace que la sociedad funcione, mal que bien, y que nos anima a debatir el significado, el contenido y la aplicación de los fundamentos demócraticos en este blog. Así que hay que estar de enhorabuena.
De todas formas, seguiré atento al culebrón del verano a ver que más puedo averiguar sobre el «liberalismo del siglo XXI» en el circo de gladiadores que estáis/están montando. Con una escisión neo-liberal del PP y un partido creíble de izquierda posmaterialista España sería mucho más divertida.
Otro saludo,
A.
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