Washington, D.C.- Si algo nos quedó claro después de este Zorba, es que a España le queda una buena temporada antes de dar por finalizado el proceso de consolidación fiscal. Almudena Fernández, que pertenece al Cuerpo Superior de Interventores y Auditores del Estado del Ministerio de Hacienda y en la actualidad trabaja en el FMI, nos ayudó a entender mejor los números de los presupuestos generales del estado para 2014 y su proceso de elaboración.
España se enfrenta a un proceso de consolidación fiscal en un contexto europeo específico, que implica que debe someter su política fiscal a los acuerdos y normas que afectan a los estados miembros y países de la zona euro. Así, se compromete a alcanzar los objetivos de déficit y deuda acordados en el seno de la UE y se sujeta a los mecanismos de alerta y sanción establecidos. A pesar de que se hable de brotes verdes, los datos no permiten ser excesivamente optimistas todavía. Se espera que los datos de cierre de 2013 sean una deuda pública igual al 94,2% del PIB, un déficit público del 6,3%, y una tasa de paro del 27,1 por ciento.
Los grandes retos a los que se enfrenta España en el proceso de consolidación fiscal se sintetizan en tres:
1) La ausencia de precedentes: la crisis internacional de 2008 y 2009 ha tenido un impacto en España más perjudicial que lo que se esperaba. La salida de la crisis se agrava, además, porque es la primera vez en la que España tiene que hacerle frente sin poder echar mano de la política monetaria, hoy en día totalmente cedida a la UE.
2) La dificultad de defender una política fiscal única en un contexto descentralizado, en el que existen una pluralidad de presupuestos: aunque el gobierno central responde ante la UE por todo el país –la política fiscal es única-, cada una de las 17 CCAA, las 2 ciudades autónomas y cada uno de los 8.000 ayuntamientos, tienen autonomía respecto a su gasto, y elaboran y aprueban sus propios presupuestos. El sistema además se complica debido a la complejidad del sistema de financiación de las administraciones territoriales, sistema en el que conviven tributos cedidos, propios, transferencias, y participación en los tributos del Estado.
3) La rigidez del gasto público y la falta de espacios fiscales: las medidas que se han tomado en los últimos años han tratado de revisar el sistema impositivo a base de reducir deducciones, incrementar tipos impositivos y aumentar la eficacia recaudatoria. También se han revisado exhaustivamente los programas de gasto y se han fomentado medidas alternativas de financiación del gasto público, como pueden ser las asociaciones público-privadas. A día de hoy, la presión fiscal ya es muy elevada, el gasto público se ha visto intensamente recortado, por lo que cada vez queda menos espacio para continuar con este tipo de actuaciones. De ahí, que la clave sea recurrir a otros mecanismos que generen crecimiento económico e intensificar las reformas estructurales.
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